El Retorno al Santuario Interior
Hemos construido sobre cimientos ajenos, sobre ilusiones heredadas, sobre formas que no nacieron de nuestro pulso, sino de la inercia de lo aprendido. Caminamos sin habernos preguntado si ese sendero nos pertenece. Y así, olvidamos escuchar el latido profundo de nuestra propia esencia.
Nacemos íntegros, vastos, vibrantes. Pero con los años, nos desmoronamos, dejando que las sombras de lo impuesto nos vistan de olvidos. Perdemos la armonía de nuestra frecuencia, nos fragmentamos en el ruido del mundo. Todo lo no mirado se convierte en peso. Todo lo no sanado, en barrera. Todo lo no amado, en enfermedad.
Vivimos tiempos donde los caminos han sido trazados por otros, y en la inconsciencia, nos entregamos a ellos sin preguntar. Nos exiliamos de nuestro templo sagrado, desconectamos de nuestro origen, y así, erramos por la existencia sin reconocer el verdadero hogar que somos.
Pero Asmar-Samar nace como un puente entre lo sutil y lo tangible,
un espacio sagrado donde la energía fluye libremente
y el alma recuerda su esencia.
Inspirado en la no dualidad y el equilibrio,
es el encuentro entre lo divino y lo humano,
el vacío fértil donde todo puede manifestarse y reajustarse.
Aquí, el alma vuelve a sí misma.
Si has llegado hasta aquí, es porque algo en ti está despertando. Algo en tu cuerpo y en tu ser sabe que es momento de recordar. El regreso a tu estado esencial requiere soltar lo que pesa, liberar lo que frena, despojarte de todo aquello que no eres y que, sin saber, te ha aprisionado.
No existe el problema, solo el prisma desde el que miramos.
Este es un viaje hacia el núcleo de tu existencia,
una danza entre el ser y el universo,
entre la quietud y el movimiento.
En este tránsito, yo simplemente crearé el espacio. Un espacio donde el velo se descorra, donde la verdad se revele, donde el ser se expanda en su inmensidad. No te traigo respuestas, solo el reflejo de lo que siempre ha estado dentro de ti.
Las máscaras caerán,
las sombras hablarán,
y en su mensaje encontrarás la puerta.
Tienes el poder de ir hasta lo másprofundo de ti,
de abrazar esa gran intimidad viva, poderosa y luminosa
que habita en el centro mismo de tu ser.
Eres tu propio santuario.
Eres el canal por el que fluye la verdad.
Nada debe limitar tu vastedad.
Todo lo que has tomado, heredado o creído,
es solo un velo que cubre tu grandeza.
Ríndele homenaje,
agradece su enseñanza,
y suéltalo al viento.
Deja que la brisa despeje el polvo de lo que ya no eres.
Deja que la luz irrumpa en cada pliegue de tu esencia.
El viaje ha comenzado.
El santuario siempre ha sido tuyo.
¿Estás listo para regresar?

